domingo, 27 de noviembre de 2011

Haz la guerra y no el amor

Sus miradas penetraban en mí como cuchillos. Veía sus caras de pánico, vergüenza y burla tras mi paso.  Cada calle por la que paseábamos escuchaba sus voces comentando lo que hacíamos. Algunas de esas voces las notaba incrédulas, sorprendidas, otras con tono de lamento, incluso otras insultantes. No entendía muy bien el porqué de aquella situación.


-¿Por qué nos miran todos?-le pregunté.

-No lo sé, supongo que nos envidian, cariño-respondió él, con voz nerviosa.


-No nos envidian, no paran de mirarnos y comentar cada gesto o movimiento que hacemos. 
Me siento más observado cada paso que doy y no entiendo bien por qué…-respondí yo, contrariado y a la vez frustrado.


De repente un grupo de chavales se acercó a nosotros y empezaron a reír y burlarse gritando:


-¡Maricones! ¡Enfermos! Con lo buenas que están las tías no sé por qué coño os folláis entre vosotros.


Intentamos ignorarlos pero a medida que el grupo iba gritando más y más la gente de alrededor se unía a sus burlas y mofas.


En ese momento quise gritarles, correr hacia ellos, insultarles, pero sabía que al hacer eso lo único que conseguiría era una buena paliza, porque nos ganaban en número. Lo único que hice fue mirar a mi novio, ver su cara y darme cuenta que lo que en realidad me importaba era él, no los insultos y burlas de la mayoría. En ese instante sentí que vivía en una sociedad en la que la gente prefiere presenciar peleas, muertes, guerras… a presenciar actos amorosos entre personas del mismo sexo. Vivo en la sociedad en la que lo normal es hacer la guerra y no el amor.

martes, 11 de octubre de 2011

Gente que viene y va


A mis años he tenido que darme cuenta de una lección valiosa de la vida y es que la gente viene y va. Mires donde mires en los huecos de tu mente te toparás con gente que has encontrado y más tarde perdido.

Comenzando desde tu nacimiento hasta tus últimos días. Encuentras parientes, amigos, parejas e incluso amores platónicos o simplemente conocidos de una sola noche que son definitivamente gente que viene y va, sea forzado o casual, doloroso o irrelevante, emotivo o cruel…

La única cosa que puedes hacer durante el período de tu vida es disfrutar al máximo con esas personas y no decirles un “adiós” porque la vida puede unir vuestros destinos nuevamente, hay que decirles un “hasta pronto”, ya que el único “adiós” que deberías decir es el último “adiós” que das, el “adiós” a la vida.

jueves, 21 de julio de 2011

Memorias del olvido


  Me llamo Clara y tengo diecinueve años. Mi vida es un tanto peculiar, ya que vivo en una casa fría y oscura, con dos chicas y un chico. Mucha gente viene a visitarme a lo largo de la semana, algunas de esas personas me miran con aire melancólico, otras simplemente se mofan de las cosas que hago o digo. La verdad es que nunca entendí bien por qué lo hacen.
Una de las chicas que vive conmigo me trata muy bien. Siempre está atenta: si me mancho, viene a limpiarme; si me hace falta algo, me lo da; o simplemente si quiero conversar un poco, viene y me habla. Yo creo que lo hace porque es mayor que yo y siente como si fuese su hermana pequeña.
La otra de las chicas no habla castellano, cuando intento hablar con ella me contesta con monosílabos. Aunque la verdad he de decir que es muy alegre y viva, está siempre bailando y cantando. Pero hay veces que si no hacemos lo que pide o no la miramos cuando canta o baila se enfada y se pone a llorar, es un poco extraña, pero la queremos igual.
En cuanto al único chico de la casa, es muy trabajador. Se pasa más de la mitad del día fuera de casa trabajando y cuando llega me saluda con un beso en la frente. Yo creo que está enamorado de la primera chica, mi “hermana mayor”, porque siempre les veo agarrados o haciendo miraditas… Seguro que al caer la noche se van a dormir juntos en la misma habitación.
Yo estoy intentando meterme a estudiar o trabajar, pero mis compañeros de piso me lo impiden, dicen que no tengo edad para eso. Pero yo no sé hasta cuándo podré aguantar sin pagar nada del piso: ni comida; ni alquiler; ni nada… Lo peor es que en cuanto les digo de pagar algo, se enfadan conmigo. Bueno supongo que pronto se les pasará y podré ser una mujer de provecho, no me gusta estar encerrada en casa.

El otro día hicieron una fiesta en casa, me lo pasé muy bien. Vinieron muchos amigos de mis compañeros de piso. Y cada uno me trajo un regalo y me sentí muy querida por ellos, yo lo único que les decía era “gracias”, porque soy algo vergonzosa y no me esperaba que tanta gente viniese y mucho menos que mostrasen tal afecto por mí. Durante la cena, les dije:

-Quiero daros las gracias a todos por haber venido y ¡me ha encantado conoceros a todos! –con mi más sincera gratitud.

Todos pensaréis que lo que recibí fueron elogios y aplausos por su parte, pero no, fue extraño porque lo que hicieron fue reírse a carcajadas. Yo miré a mis compañeros de piso y les vi en su mirada vergüenza y arrepentimiento. Acto seguido me senté y seguí comiéndome una tarta que ni si quiera pude disfrutar.
Al acabar la fiesta, mi compañera de piso (la que cree ser mi “hermana mayor”) se sentó frente a mí y me empezó a hablar:

-Mamá, esta fiesta era por tu cumpleaños, es normal que tu propia familia te traiga regalos y venga a felicitarte. Carlos y yo te queríamos dar esta foto como regalo en la que salís Clarita y tú. Espero que nunca olvides que somos tu familia y que te queremos mucho.

Todo esto me lo dijo entre sollozos. No entendí por qué me dijo esas palabras. “Para mí que está loca” pensé. Supongo que lo que me queda es ceñirme a sus normas y ser una incomprendida hasta que decida irme…

lunes, 18 de julio de 2011

Los ángeles del pasado


En una tarde lluviosa de Septiembre decidí coger el tren de los sueños y la imaginación. Al principio he de reconocer que me costó llegar a él, pero pronto caí rendido ante los brazos cálidos del gran Morfeo. Una vez dentro del tren recuerdo que tres siluetas difuminadas e indescifrables se acercaron a mí con un compás lento y pomposo. Cuando los tres espectros llegaron donde yo estaba, comenzaron a hablar una lengua desconocida, sus voces eran cálidas pero a la vez misteriosas y me hacían estremecer. Intenté hablarles, pero no salía ninguna palabra por mi boca. Al ver mi esfuerzo, una de las tres figuras se acercó más y yo, en un intento de escapatoria, me di cuenta que en realidad no controlaba mi cuerpo y no podía hacer ningún movimiento. En un estado de shock decidí cerrar los ojos y esperar al ataque del espectro. Pasados unos segundos nada sucedió, así que con valentía abrí los ojos y de repente lo vi: era la cara más hermosa que nunca pude imaginar, tan solo a dos centímetros de mi rostro. Desprendía un olor que hacía que mi vello se erizase. El espectro me sonrió y me acarició la mejilla, su tacto era suave y dejó un cálido rastro en mi cara. Yo le devolví la sonrisa en señal de simpatía. Aquel ser comenzó a hablar, pero solo pude entender una de las palabras: “pasado”. Mi mirada fue de sorpresa y a la vez de incertidumbre, ya que no entendía cómo relacionar esa palabra ni por qué el espectro la había mencionado. De repente, los otros dos seres se acercaron junto al primero y me sonrieron también. Hice un amago de sonrisa hacia ellos e intenté centrarme en mirar sus preciosas facciones y no dejar que el miedo fluyese. Las otras dos siluetas eran exactamente igual de bellas que la primera y desprendían el mismo olor aturdidor. Comenzaron a hablar entre ellas en susurros y me percaté de que sus cuerpos estaban ocultos bajo una toga blanca e impoluta.

-¿Qué haré aquí? -pensé para mí.

Súbitamente, las tres figuras se volvieron hacia mí y sin mover los labios escuché una voz armoniosa y afable que explicó:

-Somos los Ángeles del pasado. Hemos decidido aparecer ante ti para advertirte y explicarte que a pesar de que hayas sido mezquino y tu pasado no haya sido el que desearías ni el que otros muchos tienen, debes centrar tus fuerzas en mirar el presente y recordar lo bueno que te haya dado tu pasado; sobre todo, de lo que hayas podido sacar una lección, ya que de lo contrario apareceremos ante ti de nuevo y no seremos tan cautos contigo y haremos que tu vida se base en todo lo malo que hayas vivido y no en lo que te queda por vivir.

En cuanto la voz terminó de hablar quise asentir con un “de acuerdo” claro y alto, pero sentí como si mi cuerpo fuese recobrando la movilidad. Al mover las manos y abrir los ojos me di cuenta de que había despertado del sueño. Estuve pensando sobre lo que el ángel del pasado me advirtió y me di cuenta que en realidad el pasado es una serie de experiencias y lecciones que te da la vida. Pueden ser buenas o malas, pero son lecciones al fin y al cabo y no debería centrarme en el pasado; sino mirar al futuro con buenos ojos y apreciar las lecciones que la vida me ofrece ahora en el presente, ya que los ángeles del pasado acechan en todo momento con destruirme la vida y quedarme eternamente en un pasado del que nunca podré salir.

domingo, 17 de julio de 2011

¿Por qué?


¿Por qué?, una pregunta curiosa y recurrente para los niños, una cuestión de vida o muerte para los adultos. Algunos porqué son desde el cariño, otros desde la melancolía, otros desde la incertidumbre y sinceramente el porqué que me gustaría aclarar ahora es el porqué desde el dolor. 

Durante mi vida he tenido muchos porqués sin responder y que me han hecho sufrir, por ejemplo: porqué de la violencia, porqué del hambre en el mundo, porqué del abandono. Mi porqué va dirigido a la naturaleza (sabia y cariñosa por una parte y cruel y real por otra), con lo cual no obtendré respuesta alguna y seguiré con mi duda eternamente… 

Pienso que a veces la vida puede darte unas razones para tus porqués que no te convienen o que no te sacian el apetito curioso que guardas en tus entrañas, simplemente son razones pasajeras, las cuales puedes recurrir de vez en cuando aunque te conviertas en un ignorante, pero nunca me atrevería a juzgar a esos ignorantes, ya que como bien sabemos, ellos son más felices en su ignorancia que los realistas somos en nuestra realidad. 

Mi porqué viene ligado a las pérdidas, a la soledad, al vacío que sientes cuando alguien falta. Cuando piensas que el mundo es injusto, que peor no te puede ir la vida, que la gente es hipócrita por naturaleza siempre habrá algo o alguien que te haga creer más en ello. Desde niño he sido curioso, lo reconozco, pero hoy en día no es curiosidad lo que arde en mi interior, sino dolor y rencor hacia la vida, hacia aquella que me ha quitado una parte de mí sin darme razones, sin darme tiempo a la madurez y lo más doloroso, sin darme tiempo a la despedida. Desde ese interior quiero lanzar al aire mi porqué, mi cuestión más vital, mi pregunta sin respuesta, simplemente quiero saber el porqué de la muerte.